AURORA
JAVIER HIDALGO
Las confesiones de Aurora
Prologo
Como cada dos viernes el sonido de la bicicleta del cartero me provocó esa emoción de quien vive apartado del mundanal ruido de las ciudades sin alma. La espera de la correspondencia se había convertido en mi único contacto con el mundo. Elegí vivir en un pueblo pequeño, en una casita al final de la calle principal, construida con muros de piedra, y rejas de hierro fundido. En realidad era una casa muy acogedora, caliente en invierno y fresca en verano. Yo le dedicaba las horas del día a la lectura de libros de toda índole, poesía, aventura, misterio, filosofía... pero he de reconocer que el día que llegaba la correspondencia, era para mi algo especial, y leía y releía una y otra vez las cartas recibidas. Ese día, al revisar los remitentes, me sorprendió una de las cartas. Era de una mujer que había conocido meses atrás en unas reuniones de la asociación de mujeres que habían sufrido y seguían sufriendo la violencia machista. Y ustedes se preguntarán que pinta un hombre en dichas reuniones. La verdad es que yo también me hice esa pregunta en infinidad de ocasiones, pero ellas querían saber la opinión de un hombre que sin ser victima directa de esa violencia, si la había vivido en casa de sus padres. Dejé encima de la mesa la carta de Aurora ( ese no es su verdadero nombre, ya explicaré por qué lo he cambiado ), y me dediqué a leer el resto de correspondencia.
En este punto he de decir que Aurora era una mujer que gran parte de su vida se había dedicado al mundo del espectáculo, mas concretamente a la danza. Por lo que sus viajes al rededor del mundo había sido una constante tarea en su vida. Una mujer con gran experiencia social y segura en sus determinaciones, en definitiva, una gran mujer. Inteligente, solidaria, empatica y siempre dispuesta a ayudar a quien la necesitase, pero también era una mujer con carácter, dura si la ocasión lo requería. Una mujer hecha a si misma.
Lo que el lector va a poder descubrir en estas paginas mas allá de las cartas, es el lado mas humano de una persona, parte de una vida plagada de amor, sexo, aventura, decisiones, seguridades e inseguridades, pero sobre todo la lucha por la libertad de una mujer que dentro de sus contradicciones nunca se arrepintió de su pasado. Lo asume como parte del eterno aprendizaje de la vida.
Sin mas dilación, pasemos a leer conjuntamente las confesiones de Aurora a través de sus cartas, y las respuestas que yo le enviaba a cada una de ellas.
Advertir al lector o lectora que por motivos de privacidad los nombres y lugares que se describen, no son los reales. Pero eso no impide que, todo lo expuesto en estas paginas es totalmente real, sin mover ni una coma.
Esperando ansiosamente, la continuación
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